26 de mayo de 2014

Lectores de todos los rincones de la blogosfera, sin duda hoy es un día de celebración. Y es que mi pequeño rinconcito literario cumplió ayer 2 años. ¡2 años! Madre mía como pasa el tiempo.

La verdad es que estoy muy ilusionado con este evento ya que creo que mi yo del pasado no se esperara que llegara a llevar el blog adelante durante tantos meses… Y sí que han pasado cosas desde entonces. Bueno, antes de que me ponga más sentimental, sensiblero y caiga alguna que otra lagrimilla vengo a decir que para celebrar este evento durante las próximas semanas voy a tirar la casa por la ventana. Os traeré toda clase de novedades y alguna que otra sorpresa que tengo preparada (¡MUAHAHAHAHA!).

Bueno, así pues vamos a dar paso a la primera novedad de esta semana y es… ¡La presentación de la nueva imagen de Trazos y Rasgos! Tras embarcarme en el proyecto de Writer's book creo que es buen momento para darle por fin un toque más profesional al logo. Progresivamente (y esto sí que solo lo haré cuando tenga tiempo) iré mejorando el aspecto de la web y así también empiezo a poner en práctica mis conocimientos de diseño web.

Y como no podía ser menos, otra sorpresita más. Trazos y Rasgos ya tiene su propio dominio, por lo tanto a partir de ahora podréis acceder a la web desde la siguiente dirección:

http://www.trazosyrasgos.com

Eso no significa que no podáis acceder desde la antigua, simplemente se os colocará automáticamente la nueva dirección en vuestro navegador. (Pero eso no significa que pronto haya cambios… cofff cofff).

Así que nada, estad atentos estos próximos días a ver qué os puedo traer.

¡Un saludo!

21 de mayo de 2014

¡Muy buenas a todos! La entrada de esta semana va a ser un poco para presentar un pequeño proyecto en el que me embarqué hace mes y medio más o menos. Empecemos con un pequeño recordatorio: En las redes sociales hice una pequeña difusión sobre dos nuevas secciones que quería montar dentro del blog. Una de ellas vio la luz y… fin, porque no publiqué nada al respecto, peeeero que está ahí en mente empezar a darle vidilla.

La segunda sección la borré. Esta sección estaba dedicada a llevar un diario semanal, con actualizaciones y comentarios sobre todo lo que iba trabajando en el susodicho proyecto, que no era más que una aplicación móvil en Android como trabajo final para una asignatura de la carrera (con su presentación delante del resto de compañeros y todo) pero este cuatrimestre venía cargado de trabajos, muy intenso… y decidí que no podía hacerle un seguimiento adecuado.

Durante la planificación del trabajo llega el momento en el que me veo desbordado por tener que programar, y más en un lenguaje completamente desconocido para mí. Tenía una idea en mente, pero el simple hecho de ponerme a hacerlo me dejaba KO. Lo fui dejando de lado, y ahí se quedó, arrinconado en un lugar de mi mente.

Un buen día decidí que tenía que empezar a escribir la memoria sobre el proyecto. Cuando me di cuenta llevaba escritas dos páginas de funcionalidades y cosas que no me esperaba. La diminuta aplicación había pasado a formar parte de algo más grande y ambicioso. Y gracias a la energía que desprendía este proyecto lo que veía como un trabajo infernal se convirtió en unos momentos de disfrute. Era divertido. Pero no era por “hacer una aplicación”, sino más bien el para qué la estoy haciendo. Sentía que iba a ser útil para mis compañeros escritores.

¿El resultado? Un aprobado y la primera versión funcional de writer’s book. Y ahora es cuando os estáis preguntando: ¿Qué es este proyecto? ¿Qué es writer’s book?

Es una herramienta adaptada a las nuevas tecnologías, tanto móvil como web, para que el usuario puedas acceder a la plataforma desde cualquier sitio. Pero no solo eso, es un lugar, un punto de encuentro para escritores que desean buscar inspiración. Una red social en la que encontrar a otros con las mismas inquietudes y ayudarse unos a otros. Y así, con ambas cosas explotar, desarrollar y expandir su potencial y su pasión.

Este proyecto está latente y pronto verá la luz. Es por ello que he presentado la idea a la plataforma Think Big de Fundación Telefónica para jóvenes emprendedores, para recibir un pequeño gran empujón con el que poder empezar con buen pie. Simplemente tenéis que entrar en el enlace del proyecto que os pongo a continuación y en la parte superior derecha darle a “Da tu voto” y Me gusta (si también sois de Facebook).

Enlace Proyecto: Writer's book

¡Muchas gracias!

13 de mayo de 2014

Al abrir la puerta el olor característico al ambientador de limón que tanto le gusta a papa me inunda los pulmones. Busco a tientas el interruptor que enciende la bombilla y la luz ambarina ilumina cada uno de los rincones de la sala. Mi habitación, donde tantos años he vivido, está vacía. En las paredes todavía se aprecian las marcas de las chinchetas que sujetaban los posters. Las estanterías vacías de todos esos libros que he leído y sobre mi cama no hay una sábana que cubra el colchón donde tantas noches he dormido. Me acerco al centro de la habitación y dejo escapar un suspiro, lleno de añoranza. Sobre el escritorio encuentro una pequeña cajita con una nota pegada sobre su superficie.

La letra de mama es inconfundible. La nota es simple, pero suficiente para que se me haga un nudo en el estómago. Acto seguido destapo el recipiente para observar su contenido: Un puñado de galletas de mantequilla. Mis favoritas. Vuelvo a taparlas y guardo la caja en mi mochila.

Antes de salir cojo el paraguas que hay junto al marco de la puerta y apago de nuevo la luz, ocultando las lágrimas que corren por mis mejillas.

5 de abril de 2014

Dos meses. Bueno, casi dos meses han pasado desde mi última publicación. Increíble cómo pasa el tiempo.

La verdad es que en aquella última entrada prometía el oro y el moro, sumándole que además os tenía con publicaciones casi semanales. Madre mía… Toda esta problemática viene cuando no sabes a lo que te vas a enfrentar en el último cuatrimestre de la carrera y luego, sin previo aviso, aparecen trabajos, entregas cada poco tiempo y con los exámenes a la vuelta de la esquina. No solo eso, sino que mi mente decidió además que era buen momento para entrar en una especie de “desconexión” y no me ha dejado escribir ni siquiera un ratito.

Lo que quiero decir en esta entrada es que no os tengo abandonados, ni a vosotros los lectores ni a este este proyecto, y que sigo vivo (o al menos los pedacitos que quedan de mi ser lo pueden demostrar). A ver si durante este mes de abril vuelvo a las andadas y tras la época de exámenes que me espera vuelvo a inundar vuestras pantallas con mis relatos e historias sinsentido. ¡Pero no prometo nada! Que sino luego me meto en unos fregados...

Bueno, espero que disfrutéis del sol primaveral y del buen tiempo que nos acompaña estos días mientras yo sigo enfrascado delante del ordenador estudiando… ¡Qué remedio!

13 de febrero de 2014

¡Muy buenas a todos!

La verdad es que desde que hice el cambio de imagen y el traslado de servidor no me he vuelto a dirigir a vosotros de este modo… Más que por medio de mis pequeños relatos cortos. Pero bueno el motivo no es otro que dar la bienvenida a una nueva sección de la página.

En este caso, os presento a Crónicas de Endanor. Este apartado tiene un poco de trasfondo porque nace de mi afición por el juego de rol de Dungeons & Dragons. Hace años que soy (o al menos lo era) Dungeon Master, el que viene siendo la mano que mece la cuna en las partidas. En todas y cada una de las partidas que he dirigido las historias y personajes eran fruto de mi imaginación. Tengo reinos enteros creados, llenas a rebosar de grandes momentos que hemos ido construyendo los jugadores y yo…

Hace bastante tiempo que estos lugares se han llenado de polvo. Pero ahora de nuevo voy a poder sacarles partido.

Toda esta introducción es para decir que voy a volver a las andadas con nuevos jugadores a los que poder torturar durante las sesiones de juego. Y a lo que me voy a dedicar es a relatar cada sesión, de modo que intentaré ser lo más fiel a la realidad y a sus actos, para poder tener unas crónicas de las que estoy seguro que, tanto ellos al jugar como vosotros al leer, podréis disfrutar por completo.

Bueno, de momento el lugar está vacío pero durante las próximas semanas se llenará. Mañana tenemos la primera partida, así que pronto conoceréis sus porvenires.

11 de febrero de 2014

Levantas la mirada de los apuntes, agotado. Sueltas un suspiro y estiras tus brazos hacia arriba para poder liberar esa presión que se acumula sobre tus hombros. En el momento que los bajas vuelves a liberar todo el aire que contienen tus pulmones.

Te llevas el lápiz a la boca y lo muerdes distraído mientras tu mirada sigue el rastro de tu letra a través de todas las hojas de apuntes. Pones los ojos en blanco y te repites internamente que no puedes más. Necesitas un respiro y como si el móvil te leyese la mente ilumina su pantalla. Tienes una notificación.

Paseas perezosamente el dedo sobre su superficie para desbloquearlo y ves que son tus compañeros escritores, tan asqueados que tú y deseosos de ese ansiado descanso. Dejas volar tu mente y hablas con ellos, ríes y te distraes.

Amistades virtuales, gente que vive lejos físicamente pero al mismo tiempo a tan solo un par de clicks. Un pensamiento se te cruza como un rayo y te quedas quieto.

Miras de reojo el calendario. Tal vez…

Te abalanzas sobre el ordenador y empiezas a buscar transportes y alojamientos mientras al otro lado bombardeas a tus amigos con la idea alocada que tu mente no para de repetirte. Y, aunque suene completamente absurdo, sabes que dentro de ti las ganas de hacer ese viaje casi sin apenas planearlo es la mejor idea que has tenido en siglos.

A medida que se acercan las fechas señaladas tu cuerpo siente un algo. Emoción, aventura, nervios y otros sentimientos que recorren cada poro de tu piel. Entre descanso y descanso de estudio calculas las horas que te quedan para iniciar ese viaje. El sin vivir de los exámenes pasa a un segundo plano y el miedo a perder el tren te abruma.

Y llega el día. Una angustia te invade durante un breve instante. Miedo a relacionarte en persona con esa gente a la que has conocido solo a través de sus palabras en pequeñas publicaciones y relatos de sus blogs personales. Dudas. Temores.

Pero cuando te encuentras con ellos la fluidez con la que os habláis es tan natural que nadie pensaría que es la primera vez que os veis en persona. Y así transcurren los días. El fin de semana esperado. Las horas, minutos y segundos del viaje que no tienes palabras suficientes para expresar todo lo pasado y disfrutado. Sonríes, porque cada milésima de segundo que has pasado con ellos no lo cambiarías por nada en el mundo.

Una semana después sientes nostalgia de esa ciudad. De ese ambiente que se ha generado simplemente en un par de días y que ha cambiado tu vida de algún modo. Y todo esto por la simpleza de una idea fugaz.

Una idea que volverás a repetir en cuanto tengas ocasión.

6 de febrero de 2014

Apuré el paso al escuchar las doce campanadas. Mi corazón se detuvo durante un segundo, algo imperceptible para cualquier persona, pero no para mí. Inspiré profundamente y continué mi carrera por los callejones de la ciudad.

Con una mano me levanté un poco la manga para mirar la hora en el reloj. Hacía exactamente dos minutos que habíamos entrado en un nuevo año y en los próximos dieciocho minutos debía encontrarla. Porque, de lo contrario, este sería el año más corto que habría conocido toda la humanidad.

Mi corazón se detuvo de nuevo, pero esta vez fue más doloroso y perdí el control de mis piernas brevemente. Apreté los dientes y seguí con paso decidido. No podía fallar ahora.

Las luces de la avenida principal me sobresaltaron. Todo estaba decorado para la ocasión, lleno de guirnaldas y muchas más cosas que no presté ni la más mínima atención. La gente se agolpaba en pequeños grupos, celebrando la llegada del año. Pero tampoco estaba interesado en ellos. Yo buscaba a una persona en concreto, y estaba seguro de saber hacia dónde se dirigía.

Antes de que pudiese ni tan siquiera dar un solo paso más una punzada atravesó mi pecho y tuve que contener un grito de dolor. Caí de rodillas en medio de la calle y coloqué mi mano en el suelo para no caer por completo. Noté como una persona se acercaba a mí y apoyaba una mano sobre mi espalda.

—Perdona chico, ¿te encuentras bien? Puede que hayas bebido demasiado.

Todo lo contrario. El que había bebido demasiado era el, puesto que el aliento le apestaba a alcohol. Su nariz estaba roja como un tomate y la camisa estaba arrugada y tenía manchas por todos los sitios. Y para colmo, con la otra mano sujetaba una botella de cava, casi terminada.

Aparté su mano con la mayor delicadeza posible y me incorporé.

—Estoy bien, simplemente he tropezado. Muchas gracias.

Continué andando, pasando por completo de aquel desconocido. Aún no habría dado dos pasos cuando se dirigió a mí.

—¿Estás seguro que ha sido un tropezón? Más bien deberías cuidarte un poco más tu corazón, creo yo.

Al escuchar su voz me quedé helado. Al girarme vi que aquel joven había recuperado la compostura y daba un largo trago a la botella. Se limpió la boca con la manga de la camisa y mostró una sonrisa que conocía perfectamente.

—No… No puede ser. Tengo que encontrarla.

Antes de que pudiese salir corriendo noté cómo me agarraba fuertemente el brazo, parando mi huida.

—No irás a ninguna parte. Tu destino está decidido. En diez minutos todo esto no será más que un recuerdo de la nada. Y tú, mi querido compañero, vas a ser el detonante.

No. No quería aceptarlo. Había escuchado una y otra vez esa historia, pero no quería creerlo. Sabía que tenía una oportunidad y era encontrarla a ella.

—Suéltame —dije, apretando los dientes con fuerza.

—Oh, vamos. ¿Te has enfadado? Solo quiero ver cómo va a empezar todo esto.

—¡He dicho que me sueltes!

Mi rabia había ido aumentando a medida que me mantenía sujeto aquel títere y, cuando lancé aquel grito mis ojos no daban crédito a lo que pasó. El hombre salió despedido, como si una ráfaga de aire lo hubiese empujado.

Aquella ráfaga apareció en todas direcciones, como si un campo de fuerza se hubiese generado a mi alrededor. La respiración la tenía agitada y notaba mi cuerpo cansado, frágil.

El silencio que me acompañaba me ayudó a comprender enseguida que había llamado demasiado la atención y ahora era el centro de todas las miradas. Debía de escapar de allí.

Pero mi corazón falló una vez más. El dolor era desgarrador y provocó que encorvara mi espalda hacia atrás, como un latigazo. Grité y grité hasta que mi garganta no pudo soportarlo más. El momento había llegado. Y la bestia que habitaba en mi interior iba a salir.

Y cesó de repente.

Todo. La ira, el dolor… No comprendía que estaba pasando. Como un suave susurro, empecé a escuchar su voz que me llamaba. Y allí la pude ver. La mujer con la que tantas noches había soñado, ahora se acercaba hacia mí, con una sonrisa deslumbrante sobre su rostro y alargando su brazo para que tomase su mano.

Pero nunca llegaría a cogerla.

De entre la multitud mis ojos captaron como aquel bastardo saltaba con el cuchillo en ristre para arrancarle la vida.

Y ese fue mi último recuerdo como humano.